Se cuenta que, hace unos cincuenta años, en un pueblo fronterizo con Portugal y cercano al río Agueda, entre terrenos con jabalís salvajes y lobos, rodeado de campos de cultivo y dehesas para ganado bravo, una niña se perdió tras las labores de siega al volver al municipio. Las gentes del pueblo salieron en su búsqueda por los campos cercanos al pueblo, tocaron las campanas, corrieron a pueblos cercanos a avisar de la pérdida y a conocer si alguien tenía alguna información sobre ella; pero nadie sabía nada. Las horas pasaban, la familia desesperaba, las gentes iban de un lado a otro sin encontrar respuestas,…
La noche cayó y la niña no aparecía.
A la mañana siguiente, al pueblo que se encuentra a una legua por el camino corto (y no por la actual carretera) apareció la niña. Deprisa la llevaron a su lugar de origen y avisaron a todo el mundo, la niña estaba bien, se había quedado dormida bajo un árbol y luego continuó el camino hacia el que su instinto le guiaba saltando límites de fincas y pisoteando cultivos.
Cuando la niña contó a sus allegados la noche que había pasado dijo que en campo se apoyó en un árbol, que tenía algo de frío y de repente apareció una señora sobre su cabeza y la tapó con un manto diciéndole que no tuviera miedo que ella la cuidaría. La niña, al momento, se quedó dormida y a la mañana siguiente no estaba ni la señora ni el manto. La pregunta es ¿quién era esa señora que recorría los campos y dehesas a altas horas de la noche en la España de los años 40 – 50 y de la que nunca más se supo? De momento el misterio sigue abierto.
La noche cayó y la niña no aparecía.
A la mañana siguiente, al pueblo que se encuentra a una legua por el camino corto (y no por la actual carretera) apareció la niña. Deprisa la llevaron a su lugar de origen y avisaron a todo el mundo, la niña estaba bien, se había quedado dormida bajo un árbol y luego continuó el camino hacia el que su instinto le guiaba saltando límites de fincas y pisoteando cultivos.
Cuando la niña contó a sus allegados la noche que había pasado dijo que en campo se apoyó en un árbol, que tenía algo de frío y de repente apareció una señora sobre su cabeza y la tapó con un manto diciéndole que no tuviera miedo que ella la cuidaría. La niña, al momento, se quedó dormida y a la mañana siguiente no estaba ni la señora ni el manto. La pregunta es ¿quién era esa señora que recorría los campos y dehesas a altas horas de la noche en la España de los años 40 – 50 y de la que nunca más se supo? De momento el misterio sigue abierto.
Fdo.: La niebla entre los árboles.
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